"La imaginación está hecha de convenciones de la memoria. Si yo no tuviera memoria no podría imaginar". Jorge Luis Borges

lunes, 16 de mayo de 2011

El notero


“EL NOTERO”

Cuentos Boquenses

A mi viejo
Don Miguel Vicente

Es tal cual te lo cuento, yo lo vi, yo estaba ahí, el Damián no me lo cree ¡pero es así!

Mirá, yo estaba en la pizzería del Ricardo, no quería perderme el primer partido de boquita, fue cuando jugó con Gimnasia y Esgrima, aquel cero a cero.
¡Y dale boca, dale, dale boca! veníamos de esa final, que grande ché,  todavía siento  los nervios por los penales, el pato sacó el primero con una maestría, que grande le pato, y después, después el Raulito, el Raulito nos dio la gloria, lo metió así de una ¡y dale boca, dale, dale boca!

Yo lo vi. Yo, estaba ahí comiendo la zapi, el tipo estaba a lado mío. Era  alto,  rubio, un facha de tordo, re bien vestido el chabón. No sabés como le daba a la doble muzzarella.

Todo pasó en el momento que el pelado dijo:
-Esa final, Boca-Milán, me  carcomió los nervios, me carcomió;  lo dijo mientras se tragaba la tercera empanada de carne picante, sin  obviar, que ya le habían traído las dos muzas bien caliente.

Ahí fue.  Cuando el tipo, súper educado, correcto, una pinturita, le dice al pelado:
 -no me lo diga mí, eso de los nervios.
-Tuve que hacer mil peripecias para llegar a la cancha.

Cinco de los que estaban  ahí se dieron vuelta, acercándose despacio.
El chabón había estado en Japón viendo esa final, que tarro poder ir.  
¡Y dale boca, dale, dale boca!

El pelado, trago de una la empanada, se acercó bien, bien cerquita al chabón, y le dijo:
-No me digas que estuviste.
-¡Quien te pago el viaje? ¿Como hiciste?

El chabon, dando un sorbo a la Light, dijo:

-Estábamos en Hong Kong,  de paseo con unos amigos.
-Fue  en el concierto de opera. Mi amigo me lo recordó: - Mañana, la gran final,  Boca Milán.

-Imagínese Ud. La ansiedad que me provocó eso. Mil veces me culpé, el no haber sacado el ticket desde aquí.
-Son esas distracciones que uno tiene. Y de mis secretarios, el no haberme recordado, la final. Ya no se puede amigo, cada vez están peor los empleados.

Los catorce tipos que los rodeaban se miraban entre si. El pelado sonreía sin atreverse a decirle nada. Se acercó al rulo y en voz muy baja le dijo:
-Che, pagale una porción, me parece que habla de hambre.

Luego muy cancheramente se acercó al chabon, y le preguntó:
- ¿y, como se las arregló, para solucionar tan difícil situación existencial?

-Vea Ud.   Respondió el chabón, mientras se limpiaba con el cuadradito de pelpa,  las comisuras de la boca,

-El barítono estaba interpretando el aria de Haendel, Ombra mai fu, y,  me daba no sé que irme, pero se me  iluminó la mente. Permiso, dije  en medio del silencio y me fui.

-Caminé  una, dos, tres cuadras, hasta que la vi, y ahí pelé la platino,  compré la cámara súper visión angular, direccional, vista panorámica.

Al llegar al hotel,  mi amigo, ya inquieto me preguntó: - ¿donde estuviste?  ¿Que te pasó?

-Nada, Prepará el bolso, le dije.

-¡Ya preparalo!  nos vamos a ver la final a Japón.

-Ud. Comprenderá, mi amigo, no entendía nada.

El pelado en sobrador, dijo:

-¡seguí dale!  Dale que aquí somos todos  bolas, mirá, mirá el machucón, recién me caí del catre. Le dijo mientras bajaba un poco el elástico del jogging.

El tipo, terminando de un sorbo la Light, continuó:

- Con bolso y cámara al hombro, llegamos al  aeropuerto.  Corrimos por el pasillo hasta la ventanilla de pasajes del momento.

-Dos a Tokio por favor, le dije a la vendedora.

-¿Así de una? como quien va a Villa  Domínico,  le dijo el pelado

-Si, así, sin dudarlo, caballero.

-No hay pasajes hasta pasado mañana, respondió la vendedora, en perfecto ingles.
-Mi amigo no entiende  ingles, así que le dije a la expendedora de tickets.
- vous parlez Francais, madamoiselle, así entendemos todos.
- oui monsieur, me dijo.


-Entonces entiéndame bien señorita, debo llegar ya, hoy  es la final Boca Milán. Tengo  que hacer la nota.  Por un inconveniente, perdí el avión anterior, debo viajar ya,  soy el reportero oficial  del Boca Junior  Fans-Club and Company.

-Señorita, si no hago esta nota  me despiden del trabajo.

-Imposible señor, no hay pasajes, 

-Un taxi aéreo señorita,  y ahí mismo volví a pelar la platino.

-Imposible señor, no hay pasajes.

-Mirá, te la hago corta, dijo el chabón, -no solo que viajé, sino que me fueron a buscar al aeropuerto, me llevaron a la disparada al estadio, claro yo era el reportero oficial del boca junior fans club and company.
Abran paso, abran paso, decían, y yo por detrás, con la cámara al hombro.
-Eso si, el inconveniente  fue que llegué a los siete minutos y treinta y dos segundos de comenzar, que contratiempo ché, que disgusto, pero, estuve recompensado por la demora, ¿sabés donde me ubicaron? adentro el campo de juego, a un metro de los jugadores. Esa máquina sobre el hombro, es la que te da importancia. Menos mal, nunca se dieron cuenta que la tenía apagada.

Yo vi, como le subían los colores al pelado.

-Andaaaa, le dijo.  Todos reían,
-Dale chabón, comete un sanguche, comete,  que lo pago yo.
-No sabés, como le gritaba  el pelado.
Yo pensé que le pegaba. El pelado se acercó al rubio y le dijo:

- Mirá por tu culpa se me enfrió la doble muzzarella.
- Che vos,  calentámelas un poco, le dijo al cocinero. Un minuto después, medio chamuscadas, dejaban las dos porciones sobre el mostrador.

El pelado, con la chamuscada en la mano, se  acercaba al chabón, cuando un tipo, re elegante, pipi-pipi, con saco, corbata, una gorra  de esas como usaban los del tranvía,  entró a la pizzería y le dijo al rubio:
-Por fin lo encuentro señor. Ya me estaba alarmando.
-El rubio saludó, levantando las manos dijo:
-muchachos, cero a cero, no es tan malo, y salió.

-Yo  vi,  cuando el tipo con la gorra de motorman, le abría la puerta de un terrible coche, lustroso con toda la platería en la punta. Adentro había una mina infernal,  sonreía, mientras el chabón se acomodaba junto a ella.
El chofer cerrando la puerta dijo:
- Señor hay prisa, estamos demorados, llegamos tarde al partido de  polo.

Te juro tuve que zamarrearlo, el pelado  no reaccionaba, me asuste:
-¡Che pelado! ¡Ché!  fijate un poco que haces, se te está cayendo la muzzarella al  sopi, eh ché,  ¿pelado que te pasa? 

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