"La imaginación está hecha de convenciones de la memoria. Si yo no tuviera memoria no podría imaginar". Jorge Luis Borges

jueves, 6 de septiembre de 2012

Un tango para Tagore

Una obra de mi autoría
UN TANGO PARA TAGORE
Obra teatral en un acto.
Roque Vega
 Escena final
(Monologo de Victoria)

¿Recuerda? ¡Usted lo dijo varias veces!
¡No hay distancias!
¡Solo existen, si nosotros las creamos!
¡Victoria! ¡El silencio nos acerca!
¡Las palabras, muchas veces, son muros que alejan el encuentro!
¿Recuerda? ¡Aquella tarde, juntos recorrimos el camino hasta la estación de trenes!
¡Caminamos lentamente bajo el dorado verano en París!
¡Aquí tengo la carta! ¡Cómo no iba a venir…!
“Venga pronto… antes que sea tarde…”
¡Estábamos tomados  por las manos!
¡Si, conversamos largamente, junto al tren!
¡Aun no había partido, cuando presentí la ansiedad del regreso!
¡No había puente! ¡Nosotros lo hicimos! ¡Fuimos el sutil puente  entre su inmensidad y la mía!
¡Si, lo hicimos…! ¡Y hoy, hoy su nombre, fecundó mi tierra!
¡Es extraña mi ciudad! ¡Y yo, más aun!
¡Niña rica, caprichosa, desobediente! ¡Como dicen por ahí!
¡Pero!
¡Nunca frívola! ¡Aunque  en su momento, supe jugar con ciertas vanidades!
¡Salté cuanta convención social hubo en el camino!
¡Luché para hacerme oír, en un mundo creado exclusivamente para hombres!
¡Luego, llegó Usted! ¡Como salido de un cuento de hadas, de un lejano y mitológico país!
¡Usted, fue el bálsamo en la tormenta! ¡El refugio que me resguardó!
¡Ahora! ¡Un extremo y otro del puente entre dos mundos, despidiéndose en el andén, bajo  el luminoso cielo de verano!
¡Usted, puente y bálsamo junto a mi herida!
¡Caramba! ¡El impaciente tren apura el adiós!
¡A diario recuerdo! ¡Lo recuerda usted?
¡Los prolongados almuerzos! ¡El delicioso té, mirando el río!
¡El silencio de la tarde! ¡Y el último canto del pájaro en busca del nido!
¡Nuestras discusiones! ¡Tantos temas…!  ¡Infinitos mundos en cada conversación!
¡Caramba! ¡Debo subir! ¡El tren apura la partida!
¿¡Recuerda las barrancas!? ¡El leonino río presumiendo su inmensidad!
¡El fresco de la tarde y el perfume a rosas!
¡Se  lo obsequiaba todos los días! ¡Era lo único que podía regalarle!
¡El aroma de la  lluvia sobre el pasto, la reparadora sombra, las nubes que, empujadas por el viento desaparecían en la inmensidad del horizonte!
¡Mire! ¡Aquí lo tengo!  “Cántico del sol Poniente”  ¡Lo escribió allá, cuando la distancia era presente, y su casa era la mía!
¡Cada atardecer! ¡Al recorrer el parque en busca de su recuerdo, presiento en la lejanía del paisaje, su vespertina canción, que  evita la noche!
¡Si!  ¡A esa hora, cuando los pájaros  cesan de cantar, salgo al parque…!
¡El recuerdo de sus palabras, enciende una a una las estrellas!
¡Debo subir!  ¡El tren anuncia la partida! ¡Llevo conmigo la carta. Leo una y otra vez el párrafo que me permite presentir el amanecer!
“Como quisiera encontrar nuevamente el camino a esa tierra extranjera, donde me aguarda el mensaje del amor…”
¡Suena el silbato! ¡Ya partimos!
¡Adiós Maestro!
¡Ya sé!  ¡Victoria recuerde! ¡No hay distancias!
¡Somos más que un puente entre su país y el mío!
¡Algo más, que un lazo entre dos mundos que no  tenían conexión!
¡Si! ¡Lo sé Maestro! ¡Cómo aquella vez, está leyendo mi mirada!
¡Ya partimos!... ¡Permítame tomarle un su segundo su mano!
¡Te conozco a ti por lo que he aprendido a conocerme yo!
¡Usted lo dijo! ¡Algo maravilloso vendrá, no importa lo oscuro que esté el presente!
¡Cada vez que se dificulta el camino, recuerdo sus palabras!
¡No se preocupe! ¡Continúe su camino, Victoria!
¡La tierra es insultada a cada instante, y ofrece las flores como respuesta!
¡Fue un día que yo no lo esperaba!
¡Usted llego!
¡Sentí la necesidad y amablemente se instaló en mi casa! ¡Dejó sellado cada uno de los
eternos y fugaces instantes de mi vida!
¡Son días ya lejanos, frente al río, cuando el atardecer nos reunía, cuando no existían las distancias!
¡Usted lo dijo! ¡Palidecerá la madrugada, surgirá el día ,nos miraremos  a los ojos
y cada uno seguirá su camino!
¡Cuando se fue lo acompañé al puerto…!
¡Mientras el barco se alejaba, quedé inmersa en la música de sus enseñanzas!
¿Cual fue mi mérito, Maestro,  para merecer su recuerdo?
¡Aquel día, antes de subir al barco me abrazó, repitió una y otra vez!
“¡Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando”
¡En un segundo parte el tren y su imagen se perderá entre la gente!
¡Nunca lo olvidaré!
¡La primera luz de la mañana, está enredada a mi ventana, como en aquellos días!
¡Aquí tengo la carta!
“…Venga a verme, antes que sea demasiado tarde…”
¡Como no venir ¡ ¡Si Usted nos ha hermanado para siempre con lo desconocido!
¡Debo subir al tren! ¡Lo llevaré para siempre conmigo!
¡Despierta Victoria! ¡Despierta con el sol! ¡Jamás te entregues!
¡La fe, Victoria! ¡La fe, es el pájaro que canta, cuando el amanecer aun está oscuro!

Fin




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