"La imaginación está hecha de convenciones de la memoria. Si yo no tuviera memoria no podría imaginar". Jorge Luis Borges

miércoles, 1 de noviembre de 2017

El viejo café

Un boceto de  Roque Vega

EL VIEJO CAFE
Roque Vega
Sabe que entre la realidad y los sueños anida la nostalgia.
-¡Si uno busca, las cosas están! ¡Es cuestión de ganas y constancia! Decía la abuela. -¡Andrés ponele garra y vas a ver que están! ¡Así como cuando jugás al futbol…!
Ahora la esquina del potrero se le hace sombra.
-¡Hay otros lugares, abuela! ¡Nosotros también somos otros suburbios! ¡Pero regresé! Cruza la esquina.
El fueye pincela acordes en cada rincón. La vieja fonda, Club Bohemios, la milonga, aquel beso y una esquina más ¡No es la de él! Pero busca ¡La abuela lo dijo!: - ¡Si buscás están!
¡Es que irse no sirvió, vayas donde vayas estás con vos!
Regresó. Aunque no están los anhelos de aquella época, la casa, esquina, el potrero y el farol donde lo esperó la vida… Acelera el paso Lamadrid, Olavarría, Suarez, Brandsen, Pinzón hasta Martín Rodríguez.
Alguna mortecina luz titila en la lejanía de sus tiempos, allá, al fondo de su estrecha calle que ahora se le hace infinita.
Tabernas y bodegones. Acodados al mostrador, esos hombres continúan bebiendo el oscuro y denso vino.
Quiebra el silencio el lejano ladrido de un perro.
¿Qué hora es? La sirena de algún barco le responde. Sonríe, siempre estamos a la hora exacta. Aun es tiempo. Recuerda a su abuela.
¡Está seguro, este es el lugar! Pinzón y Martín Rodríguez.
La brisa balancea la oxidada leyenda “El Viejo Café”
Apoya las manos contra el cristal, acerca el rostro intenta espiar. Sobre el estante de las botellas la destartalada radio murmura un tango.
Nombres, rostros, broncas y alegrías domingueras cruzan por su mente. Las imágenes brillan dentro del boliche. Bromas, risas - ”Pucha, Coco y Héctor siempre igual”
-¿No entrás? Pregunta José, posando su mano sobre el hombro de Andrés…
Sábado por la tarde, el partido en el baldío, allá, por Olavarría al fondo, ese rincón del rioba con aroma a río y sabor a chatas, bajo un amarillo atardecer; Cuando Cacho y Damián vuelven del taller.
Llovizna.
-¡Estamos todos! ¡Los siete me confirmaron!
¡Dejá que te abrace José! ¡Volví, aquí estoy! ¡Dale, servite un cafecito…así como lo preparás vos…! ¡Che, José, lo jodido es que los recuerdos son nuestros!
- ¡Andrés! ¡Si querés jugar al billar ponele las luces a la pantalla!
- ¡Listo Tano, no te hagas problema!
-¡Che José, te acordás como nos rajabas!
-¡Mamma mía con ustedes! ¡Es que no duermen, hay que cerrar! ¡Mañana se trabaja!
-¡Y nosotros nada, la seguíamos! : – ¡Dale un ratito más! ¡Preparate un cafecito! ¿¡Si José!? ¡El último y nos vamos!
¡Jorge sabe que nos juntamos! ¡Yo le avisé! ¿Dónde está?
-¡Es tan despistado que no se debe acordar!
-¡Qué no se va acordar! ¡Justo él que jamás falló!
-¡Habrá ido a la cancha y se está demorando! ¡Con lo cabrón que es, no vaya a ser cosa que se agarró con alguien!
-¡Vendrá, claro que vendrá, Jorge no falla!
¡Che, no empiecen todavía! ¡Voy a buscar a Tito! ¡El Seba está enganchado con la mina esa! ¡Quizás no lo deje venir! …¡Diego y Pedro ya terminan en la cantina! Ya están por llegar! … ¡Uuuy…ahí viene un 28….quizás…!
-¡José! ¿Donde están las cartas para el truco? ¡Mirá que Damián no vive sin un partidito!
Amanece.
Continúa observando tras el cristal del ahora oscuro y silencioso bar. La lluvia se desliza por su rostro. Sabe ¡Claro que sabe que entre los sueños y la realidad anida la nostalgia!

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